miércoles, 3 de agosto de 2011

Terminó Supervivientes y Sonia Monroy acaba en el hospital

Ya lo habíamos pronosticado: Sonia Monroy se jugó su puesto de ganadora en el concurso de Supervivientes en el momento en que recibió el beso de judas de Aída Nizar.

El disgusto y la pataleta que se ha llevado Sonia Monroy ha sido monumental. Yo la comprendo, de verdad: después de verse como ganadora indiscutible de Supervivientes, después de haber sido la favorita del público una y otra vez, Sonia Monroy no se esperaba el fracaso.

Sonia ni siquiera consiguió meterse entre las tres finalistas del concurso (Rosa, Tatiana y Rosi). Todos estábamos convencidos de que, al menos, llegaría a la final para enfrentarse a Rosa de Benito, pero no pudo ser.

¿Cómo es posible que la gran superviviente, Sonia Monroy, se quedara a las puertas de la victoria? Para mi la respuesta es más que evidente: Aída Nizar.

A casi todos nos rechinan los dientes cada vez que Aída se asoma a la pantalla de nuestra tele. Hay que reconocer que Aída Nizar es un personaje que también nos eleva el morbo hasta límites insospechados, y a los españoles nos encanta el morbo. Pero, a pesar de eso, nadie le perdona su prepotencia, su "mi dios y yo" y sus ataques a todo lo que se mueve.


El precio lo ha pagado Sonia Monroy, y bien alto que lo ha pagado. No sólo ha perdido en esta edición de Supervivientes sino que su berrinche le ha costado un ingreso en el hospital. Por lo visto a Sonia le tienen que extirpar la vesícula porque se le ha llenado de piedrecitas, algo que, en principio, no tiene que ver con el disgusto, aunque todos sabemos eso de los efectos psicosomáticos: sí, los cabreos afectan a la salud, es indiscutible.

Es una pena. Sonia Monroy era mi favorita, una superviviente en toda regla. Otra vez será.

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